Nuevas rutas y la búsqueda de una casa
Empieza septiembre y regresamos. Con la misma ilusión de los principios que hace 20 años: Florencia del Campo, Matías Néspolo, Gabriela Ponce, Juan José Becerra, Gustavo Faverón, Elena Sanchis, Álex Chico, Sofía Crespo... Qué libros tan increíbles vamos a tener el privilegio de acompañar en los próximos cuatro meses, tal como se lo contamos en nuestro boletín dedicado a las novedades.
Regresamos también a las rutas Candaya y a las librerías. Nuestro primer acto, en la librería Nollegiu del Poblenou, el viernes 6 de septiembre. La primera presentación de la novela Que tenga una casa de la escritora argentina Florencia del Campo, conversando con otra argentina, Fernanda García Lao (a la que habrá que felicitar y desear mucha suerte: ¡Teoría del tacto es finalista del Premio Setenil!).
Continuamos el camino hacia Valencia. El 11 de septiembre, a las 19hs, en la Librería Bangarang, se juntarán Florencia del Campo y la escritora María Bastarós, autora de ese gran libro de cuentos No era a esto lo que veníamos (Candaya, 2021), en un encuentro que promete una reflexión íntima y profunda.
La siguiente parada es Madrid. En Enclave de Libros, Mariana Sández, escritora y editora argentina, comentará la obra de Florencia del Campo, y su impacto como relato de la experiencia migratoria. La cita es el 19 de septiembre, a las 19hs.
¡Y como una vez que arrancamos, no paramos… la ruta de Que tenga una casa hará una última escala ―por ahora― en Zaragoza! El próximo 5 de octubre, a las 12:00, en la librería Antígona, contaremos con la participación de María Ángeles Naval, escritora y profesora de la Universidad de Zaragoza, quien ofrecerá su mirada sobre la obra de Florencia del Campo.
La búsqueda de una casa

Que tenga una casa es un viaje por los lugares que habitamos y deshabitamos a lo largo de nuestras vidas, donde lo propio y lo ajeno se mezclan, donde anclamos, y perdemos, recuerdos, vínculos y deseos. La narradora de esta novela fragmentaria busca, con actitud ensayística y casi detectivesca, no solamente el hogar definitivo, sino el rastro de todas las casas en las que ha vivido y de todo lo que de ella ha quedado en cada sitio. Las mudanzas son, en esencia, movimientos migratorios, y vemos cómo el relato se convierte también en una crónica del desarraigo, de la distancia y de la extranjeridad.
Que tenga una casa en breve
Que tenga una casa narra la historia de una migrante que, tras la muerte de la madre y la venta de la casa familiar en Argentina, busca una casa definitiva en los alrededores de Madrid. La búsqueda remueve su pasado y nos lleva a reflexionar sobre la casa como un concepto, no solo como un espacio físico, sino como un lugar lleno de emociones y símbolos.
A lo largo de la novela, la protagonista recorre las diferentes casas en las que ha vivido, desde la casa de su infancia hasta una última residencia, casi en ruinas, en la que habita mientras la reconstruye, mientras reconstruye la propia identidad y el pasado familiar.
La pertenencia (a uno o varios lugares), la identidad (resquebrajada y reconstruida), la maternidad (sus renuncias), las relaciones (amorosas y familiares) y la precariedad laboral de los migrantes son algunos de los temas que Florencia del Campo aborda, con profundidad e inteligencia, en este libro de intensas brevedades.
La casa como cuerpo
Los capítulos, cuyos títulos evocan los elementos de un plano de construcción, se convierten en una lección de anatomía: la casa es un cuerpo, y cada espacio es un órgano de nuestro pasado, individual y colectivo.
“La posibilidad de escribir con una trenza, de escribir con los pómulos. Con escribir con el cuerpo me refiero a dejar algo ahí en la escritura que atraviesa completamente. La escritura tiene consecuencias en el cuerpo. Yo escribo con el cuerpo y sobre el cuerpo. Una de las cosas que más me obsesionó fue ver los paralelismos entre cuerpo y casa. Columna o codo, palabras que usamos en el contexto de las casas pero también del cuerpo”.
Florencia del Campo habla en el programa Efecto Doppler, de Radio 3, sobre Que tenga una casa, y explica la relación entre la casa, el cuerpo y la escritura.
La casa como memoria
El inventario de objetos que dan cuerpo a nuestro pasado, a nuestra memoria, están contenidos en la casa: fotografías, platos, muebles, libros… En cada mudanza decidimos conservar algunos, desprendernos de otros, y con ellos se pierden y se guardan fragmentos de nuestra vida.
“La memoria es una caja que contiene cosas.
¿La memoria es una caja o es una casa?
Una casa con cosas.
La memoria es una caja que contiene casas.
Una caja con casas sin cosas.
¿Cada casa, cada cosa?”
En estos inventarios está también nuestra identidad, lo que nos une al pasado y al origen. “Puede que lo que quede en la memoria sean ambientes, piecitas, cuartos, habitaciones, salitas o pequeños rincones, los de las pelusas, los que guardan zapatos viejos y arañas, los que nos cobijan el enojo, los que recogen el recuerdo”, destaca Mariu Gallizo en el texto La casa, nuestro rincón en el mundo, publicado en la revista Itinerancias. “Nos exiliamos con cada mudanza, dejamos atrás unos recuerdos que son los únicos que habitarán ese espacio, lleno de elementos domésticos”.
Próximas presentaciones de Que tenga una casa
[Barcelona]
Primer encuentro alrededor de Que tenga una casa. Sin duda será una conversación intensa y emotiva entre Florencia del Campo y Fernanda García Lao, donde se explorarán las conexiones entre los temas de hogar, migración y memoria, centrales en ambas autoras.
[Valencia]
En Valencia, la presentación contará con María Bastarós. La interacción entre ambas autoras promete una discusión profunda sobre cómo la migración afecta la construcción de la identidad y el sentido de pertenencia.
[Madrid]
La siguiente parada es Madrid, ciudad que es uno de los escenarios de la novela. Mariana Sández, escritora y editora argentina, abordará el impacto de la experiencia migratoria en la novela de Florencia del Campo.
[Zaragoza]
Empezaremos octubre en Zaragoza. La escritora María Ángeles Naval nos brindará nuevas perspectivas y lecturas sobre Que tenga una casa, acompañando a Florencia del Campo en esta aventura que es compartir en comunidad tanto el proceso como el resultado de la escritura de un libro.
Nuestro lema para el 20 aniversario de Candaya es “Haciendo del margen un lugar”, y en estas dos décadas hemos intentado que Candaya sea también una casa para quienes escriben y quienes leen, una casa común y abierta, sin fronteras, a donde siempre podamos volver. Un lugar, una casa, un espacio para encontrarnos.
¡Síguenos en nuestras redes sociales para estar al día de nuestras actividades!